Hoy quiero hablar de algo que es tan obvio, pero que a veces se nos olvida: el primer paso hacia el éxito es creer en ti mismo. Suena simple, ¿verdad? Pero, si lo piensas bien, es una de esas cosas que, aunque todos lo sabemos, no siempre lo practicamos como deberíamos.

Hace un rato me puse a pensar en esos momentos donde me he sentido invencible, como si nada ni nadie pudiera detenerme. Esos días en los que me levanto y siento que puedo conquistar el mundo, dar clases increíbles, sanar a mis pacientes y además, sacar un podcast que sea la bomba. ¿Sabes qué tienen en común todos esos días? Pues que en todos creí en mí mismo al 100%.

Creer en uno mismo es como tener una capa de superhéroe invisible. Cuando te la pones, sientes que puedes volar, romper barreras y conseguir lo que te propongas. Pero, ¿qué pasa cuando dudas? Esa capa se desvanece y, de repente, todo parece más difícil.

Ponte a pensar en esto: nadie más puede creer en ti si tú no lo haces primero. Sí, la familia, los amigos y hasta los alumnos te pueden echar porras, pero si dentro de ti no hay esa chispa de confianza, de nada sirve. Creer en uno mismo es el motor que arranca todo.

Hoy me desperté y lo primero que hice fue recordar por qué hago lo que hago. Recordé todos los momentos difíciles que he superado, las veces que he caído y me he levantado. Y sabes qué, me sentí fuerte, como si pudiera enfrentar cualquier cosa. Creer en ti mismo no solo te da energía, sino que también te hace ver oportunidades donde otros ven obstáculos.

Así que, me hice una promesa hoy: voy a creer más en mí, incluso cuando las cosas se pongan difíciles. Voy a confiar en mi capacidad para aprender, para adaptarme, y para lograr todo lo que me proponga. No quiero que esa capa de superhéroe se desvanezca nunca más.

Porque, al final, el éxito no es solo cuestión de suerte o talento. Es, sobre todo, una cuestión de actitud. Y la actitud empieza por creer en ti mismo.

¡Vamos con todo!