Hoy estuve pensando en cómo la vida se siente como una especie de parque de diversiones, lleno de atracciones emocionantes, pero también de esos rincones que preferirías evitar. Me di cuenta de que uno de los ingredientes más importantes para que el viaje sea agradable es la gente con la que te rodeas. Como dicen por ahí, «dime con quién andas y te diré quién eres». Y vaya que tiene razón ese dicho.
La neta es que todos tenemos esas personas que, con solo estar cerca, nos bajan la pila, nos llenan de dudas, o simplemente nos hacen sentir que somos menos de lo que realmente somos. Esas personas que no ven nuestro verdadero valor, o peor aún, que lo ven y lo quieren apagar. Es como tener un sol dentro de ti y rodearte de nubes que no te dejan brillar. ¡Qué desperdicio de energía!
Por eso, he decidido que no quiero seguir dejando que esas nubes opacas me rodeen. Me merezco estar con gente que vea el sol que llevo dentro, que valore mi verdadera esencia, con todo y lo raro, lo único, lo loco que pueda ser. Porque la vida es demasiado corta para estar tratando de encajar en moldes que ni siquiera fueron hechos para nosotros.
¿Alguna vez has estado con alguien que, sin importar lo que hagas, te hace sentir bien? Que, aunque no te entienda al cien por ciento, aprecia y respeta tu forma de ser, tu esencia pura, sin máscaras ni filtros. Esas son las personas que valen oro, las que te hacen sentir que puedes conquistar el mundo si te lo propones.
Así que, hoy me prometí a mí mismo dejar de invertir tiempo y energía en personas que no valoran lo que soy en esencia. Si alguien no puede ver lo increíble que soy (y que eres, porque sé que tú también lo eres), entonces tal vez es momento de darles las gracias y dejar que se vayan con su nube gris a otra parte.
La conclusión del día: rodéate de personas que te vean, te valoren y te impulsen a ser la mejor versión de ti. Porque cuando estás con la gente adecuada, no solo brillas, ¡haces que todo a tu alrededor brille también! Y eso, amigo mío, es lo que realmente importa en esta montaña rusa llamada vida.


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