¿Sientes que tu cuerpo ya no te responde igual? Tal vez no estás practicando con el marco correcto…

¿Alguna vez has sentido que aunque haces ejercicio, te mueves, haces lo que “deberías hacer”… algo no cuadra?

Como si estuvieras dentro de una jaula invisible que te limita. Tus movimientos se sienten torpes, tu energía no fluye, y al final acabas más frustrado que relajado. Como si en vez de avanzar, estuvieras empujando un carro con el freno de mano puesto. Si te pasa, no estás solo. Y no, no es tu edad, ni que estés “fuera de forma”. A veces, el problema es más sutil y profundo: estás usando un marco de movimiento que no se adapta a ti.

¿Marco de movimiento? ¿Qué es eso y por qué importa?

En Tai Chi —y en la vida— hay algo que se llama “frame” o marco de movimiento. Hay dos principales: el marco grande y el marco pequeño. Y dependiendo de cuál uses, puedes sentirte libre como el agua… o tenso como palo de escoba.

¿Cuál es el rollo del “marco grande”?

El marco grande es como moverte con todo el cuerpo, ocupando espacio, sin miedo. Imagina movimientos amplios, circulares, con aire, con fluidez. Se usa mucho en estilos como Yang, Wu o Chen. ¿Lo mágico? Es más fácil de aprender, más natural para el cuerpo, y ayuda a fortalecer músculos y relajar las articulaciones. Te da estructura, claridad y confianza.

Es como aprender a bailar con pasos grandes antes de pasar a los giros rápidos y los pasos chiquitos. Además, es ideal si estás empezando, si tienes problemas de movilidad o si simplemente buscas reconectar con tu cuerpo sin complicarte demasiado.

¿Y el “marco pequeño”?

Ahí entramos a terrenos más detallados, refinados, más “arte marcial interno”. Los movimientos son más cerrados, circulares pero compactos, con más trabajo de pies y precisión. Se ve mucho en el estilo Sun o en ciertas versiones del estilo Chen. Requiere más control corporal y más enfoque. No es imposible, pero no es lo ideal para arrancar si todavía estás peleado con tu equilibrio o te truena todo al agacharte.

Si estás muy entrenado, el marco pequeño es una joya: afina tus sentidos, mejora tu equilibrio y te da una presencia energética muy poderosa. Pero si apenas estás agarrando confianza, puede abrumarte y hasta lastimarte si fuerzas de más.

Entonces… ¿cuál es la oportunidad aquí?

La oportunidad está en conocerte.

Saber que hay diferentes formas de moverte, de aprender, de conectar contigo. Que no estás roto, ni lento, ni viejo. Solo necesitas ajustar tu marco.

Paso 1: Empieza con el marco grande.

Da espacio a tu cuerpo. Respira. Haz movimientos amplios, lentos y con intención. Tu cuerpo necesita tiempo para recuperar la memoria del fluir.

Paso 2: Observa cómo responde tu cuerpo.

¿Te sientes más ligero? ¿Más presente? ¿Te cuesta menos respirar? ¿Tus rodillas se quejan menos? Ahí vas. Estás reprogramando tus rutas internas.

Paso 3: A medida que avances, experimenta con el marco pequeño.

Pero no como una obligación, sino como un juego. Como un “nivel avanzado” cuando tu cuerpo diga “estoy listo”. No por ego. No por comparación. Por evolución.

No tienes que demostrarle nada a nadie. Tu práctica de Tai Chi —y tu relación con tu cuerpo— no es una competencia. Es un reencuentro. Cada quien tiene su ritmo, su historia y su energía. Lo importante es que no te rindas porque crees que “esto no es para ti”. Tai Chi, como la vida, tiene caminos anchos y caminos angostos. Ninguno es mejor, solo son diferentes. Y ambos tienen su momento.

Prueba hoy mismo una secuencia con marco grande.

Haz movimientos lentos, amplios, suaves. Disfrútalos como si estuvieras bailando con el aire. Y si quieres que te acompañe, tengo prácticas que puedes seguir paso a paso. Escríbeme, pregúntame, únete a una clase. Pero no te quedes atrapado en un marco que no te permite crecer.

Muévete. Respira. Elige tu espacio.

Y recuerda: tu cuerpo no está roto. Solo está esperando que lo escuches con amor.

Deja un comentario