¡A ver, platícame! ¿Cuántas veces has intentado “relajarte” y acabas más tenso? ¿O te dicen en la clase de Tai Chi o Yoga: “relájate”, y lo único que logras es estar más consciente de lo duro que estás? 😅 Bueno, no estás solo, hermano o hermana del camino. Hoy vamos a destrabar ese misterio: el song, esa cualidad que transforma tu cuerpo y tu mente sin forzarlos. Y ojo: esto no es solo para Tai Chi… es para tu vida entera.
💡 El error común: cuando “relajarte” se vuelve un esfuerzo más
Mira, la mayoría pensamos que relajarnos es algo que debemos hacer activamente: “¡Venga, relájate ya! ¡Afloja esos hombros, abre esas caderas!” Pero, ¿qué crees? Justo ese intento de abrir, de soltar, de aflojar… lo que hace es activar los músculos, como si te estuvieras preparando para el combate. Y eso, mi querido lector, bloquea el song.
El song no es un estado de flojera ni de dejarte caer como trapo viejo. Es una cualidad del cuerpo: un relajado pero alineado. Imagínate esto: tus huesos bien apiladitos, como piezas de un lego, y tus músculos suaves, sueltos, sin pelear contra nada. Ahí es donde empieza la magia.
🧽 El truco del “song”: ¡Sé como el esponjita mágico de tu infancia!
¿Te acuerdas de esos juguetes que venían comprimidos en una cápsula y al meterlos al agua se convertían en dinosaurio, conejo o caballito de mar? ¡Eso es el song! Tu cuerpo es como esa esponjita: mientras más tensión (ese caparazón invisible de estrés, miedo, esfuerzo), menos puedes expandirte. Pero en cuanto sueltas, ¡boom! La esponja absorbe el agua, se abre, se expande y muestra su verdadera forma.
Eso queremos con el song: no hacer, no forzar… sino permitir. Soltar la cápsula de tensiones, dejar que el agua (la energía, el Qi) fluya, que los tejidos se hidraten, que el cuerpo se abra solito, como debe ser.
🌊 El paso a paso para activar el “song” sin volverte un nudo
👉 1. Apila tus huesos. Antes de pensar en soltar, piensa en alinearte. Columna erguida, pero no rígida. Hombros encima de caderas. Cabeza flotando como si un hilito te jalara al cielo.
👉 2. Relaja sin colapsar. No es dejarte caer, es liberar tensión innecesaria. Siente cómo tu peso baja al piso, pero tu estructura se mantiene.
👉 3. Imagina que absorbes agua. Como el esponjita. Imagina que al respirar, cada tejido, cada célula, se hidrata y se expande. No lo hagas a fuerza; solo permítelo.
👉 4. No busques el “song”. Déjalo aparecer. El song no se caza, se invita. Y llega cuando dejas de pelear contra ti mismo.
👉 5. Por cada onza que sueltes, el cuerpo se expande. Haz de cuenta: suelto, expando. Suelto, expando. Sin prisa.
🌟 Reflexión: el song es más que Tai Chi… es una forma de vivir
Así como no puedes forzar la esponja a expandirse antes de que toque el agua, tampoco puedes forzarte a ti mismo a estar relajado o pleno desde la tensión. La clave está en permitir, en alinearte contigo mismo y con el momento.
Cuando dejas de forzarte, cuando sueltas ese control que aprieta, es cuando lo bueno pasa: el cuerpo se abre, la energía fluye, la mente se calma. Y eso no es solo para el Tai Chi… es para tu chamba, tu familia, tus sueños, tus broncas.
Hoy, la próxima vez que te sientas todo tenso, no te digas: “¡relájate ya!”. Mejor haz esto: respira, alinea, suelta, permite. Sé el esponjita que absorbe el agua y se expande. Y si quieres probar esto en serio, date un ratito diario para pararte, sentir tu estructura, y soltar. O date la oportunidad de probar Tai Chi, Qi Gong o simplemente caminar con consciencia.
Cuéntame, ¿te animas a probarlo y ser el esponjita que al fin muestra su forma real? ¡Déjame tu experiencia en los comentarios o mándame un mensaje!

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