La Sabiduría del Cuerpo: Escuchar, Sentir y Sanar

La vida nos regala constantemente señales para sanar, pero la mayoría del tiempo estamos demasiado distraídos para notarlas. Hoy quiero compartir contigo una de esas experiencias que me transformó, porque creo que si a mí me funcionó, también puede abrirte un camino de consciencia a ti.

El cuerpo habla, aunque no lo escuchemos

Nuestra naturaleza no sigue líneas rectas: hay giros inesperados, destellos de claridad como relámpagos, ventanas breves de oportunidad. En mi caso, fue al quedarme quieto en la oscuridad, sin la tiranía de las luces eléctricas, cuando descubrí que la noche no era para hacer, sino para sentir. Ese simple acto de estar ahí, sentado, me enseñó que a veces la verdadera sanación ocurre en el no-hacer, lo que los chinos llaman wu wei.

La experiencia que lo cambió todo

Recuerdo un episodio en el que mi cuerpo estaba totalmente desalineado, mi torso corrido varios centímetros. No había dolor todavía, pero sabía que llegaría. Intenté convencer a mi propio cuerpo de volver a su sitio, pero no funcionaba… hasta que apareció una solución inesperada: un momento de claridad en el que me enderecé, solté la tensión hacia la tierra y declaré:

“De ahora en adelante somos verticales, simétricos, abiertos y felices.”

Minutos después, mi cadera estaba en su lugar. Cinco meses después, seguía estable.

Lo que descubrí

A través de sesiones con mi maestra Ana, comprendí que muchas de nuestras dolencias no vienen del lugar que creemos. Un dolor en la espalda baja puede originarse en la tensión acumulada en los músculos del psoas, o en viejos patrones emocionales heredados. Incluso descubrí cómo ciertas memorias familiares podían estar impresas en mis tejidos, limitando mis movimientos y posturas. La clave no fue luchar contra el cuerpo, sino dialogar con él.

Lo que todos vivimos

Sé que muchos pasamos por lo mismo: caminamos con tensión acumulada, pensamos que es “normal” vivir con dolor, ansiedad o rigidez. Pero no lo es. No fuimos diseñados para vivir adormecidos, ignorando lo que sentimos. La buena noticia es que todos tenemos la capacidad de despertar y aprender a escuchar al cuerpo, de la misma manera que aprendimos a ignorarlo.

El poder de trabajar en uno mismo

La sesión con Ana me enseñó que la solución está en nuestras manos. Ella no me “arregló”; me dio ejercicios y me mostró cómo ver mis propias distorsiones. Ese es el verdadero trabajo: asumir la responsabilidad de nuestra propia sanación. Nadie puede hacer ese camino por nosotros, pero cualquiera puede lograrlo si decide hacerlo.

Y ahora, la urgencia

Vivimos en una cultura que nos adormece con consumo y nos enseña a depender de otros para “arreglarnos”. Cada día que dejamos pasar es una oportunidad perdida para reconectar con nuestro cuerpo y con la vida misma. La pregunta es: ¿cuánto más quieres esperar para escuchar lo que tu cuerpo lleva años tratando de decirte?

✨ En resumen: somos shape-shifters, cambiamos, nos adaptamos. El cuerpo es sabio y responde al menor gesto de consciencia. Solo tenemos que detenernos, sentir y permitir que esa sabiduría fluya.

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